Es una hermosa noche de verano.
Tienen las altas casas
abiertos los balcones del viejo pueblo a la anchurosa plaza.
En el amplio rectángulo desierto,
bancos de piedra, evónimos y acacias
simétricos dibujan
sus negras sombras en la arena blanca.
En el cénit, la luna, y en la torre, l
a esfera del reloj iluminada.
Yo en este viejo pueblo paseando solo,
como un fantasma.
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